Los peligros inherentes asociados a la conducción en situaciones de código 3 de emergencia (es decir, con uso de luces y sirenas), los factores relacionados a los conductores en general y los comportamientos relacionados con la forma de conducción por parte de los profesionales de los SEM, son todos ellos elementos que contribuyen al riesgo global de lesiones y fallecimiento de los profesionales de los SEM a consecuencia de accidentes con vehículos de motor. La elevada tasa de mortalidad observada en los profesionales de los SEM y relacionada con el traslado de pacientes puede ser atribuida parcialmente a la frecuencia relativamente elevada de colisiones de vehículos de motor en las que se ven implicadas las ambulancias. Las ambulancias tienen una probabilidad mucho mayor de verse implicadas en accidentes en intersecciones de 2 calles (cada una con 2 direcciones), en colisiones laterales y en colisiones en los semáforos, en comparación con otros vehículos de tamaño similar6. Los riesgos de un traslado en situación de código 3 han sido bien documentados y, de hecho, la mayor parte de los accidentes de ambulancia, de casos de fallecimiento y de casos de lesiones tiene lugar cuando las ambulancias se utilizan en situaciones de emergencia (es decir, desplazamientos de código 3)7-9. Kahn et al demostraron que el 60% de los accidentes de ambulancia y el 58% de los accidentes mortales tenían lugar en situaciones de uso de emergencia de las ambulancias7. De la misma forma, Saunders y Heye observaron que la tasa de lesiones era significativamente mayor en las situaciones de uso de la ambulancia con luces y sirenas, en comparación con los desplazamientos en los que no se utilizaban luces ni sirenas (22,2 casos de lesiones por cada 100.000 desplazamientos con luces y sirenas, en comparación con 1,46 casos de lesiones por cada 100.000 desplazamientos sin luces ni sirenas)8. Recientemente, Custalow y Gravitz han demostrado que el 74% de las colisiones en las que se producen lesiones tiene lugar en situaciones en las que se utilizan luces y sirenas9.
También hay varios factores relacionados con la forma de conducción de los ciudadanos en general que pueden desempeñar un papel en el riesgo de accidentes con vehículos de motor por parte de los SEM. En primer lugar, la falta de concienciación y de reconocimiento por parte de la sociedad de que los vehículos de emergencia que se desplazan con luces y sirenas puede contribuir a la elevada frecuencia de los accidentes con ambulancia. De hecho, el error cometido por un motorista que viene de frente y que no cede terreno a la ambulancia es la causa principal de los accidentes de ambulancia en situaciones de código 38. En segundo lugar, muchos ciudadanos no están familiarizados con las normativas legales estatales que obligan a ceder el paso a los vehículos de emergencia y, en consecuencia, su comportamiento durante la conducción es impredecible10. Este factor representa un riesgo adicional debido a que es difícil que los conductores de los SEM puedan determinar la forma con la que van a reaccionar otros conductores cuando ven aproximarse una ambulancia.
Algunos factores relacionados con los profesionales de los SEM que conducen las ambulancias pueden contribuir también a los accidentes con éstas. En primer lugar, los conductores de los SEM pueden asumir riesgos innecesarios para «resolver la emergencia cueste lo que cueste». En situaciones estresantes, en las que tanto el conductor como su compañero están centrados en el acceso rápido a una persona enferma o lesionada, o bien en las situaciones de traslado urgente de dicha persona a un hospital, en ocasiones se adoptan riesgos innecesarios (p. ej., conducción demasiado rápida, conducción en dirección contraria al tráfico y falta de respeto de las señales de «stop» en las intersecciones). En segundo lugar, la inatención por parte de los conductores de los SEM ha sido citada como una causa frecuente de accidentes8. La conducción en situaciones de código 3 requiere una atención máxima, tanto por parte del conductor como por parte de su compañero. Las conversaciones innecesarias, los mensajes de texto y el uso del teléfono móvil en las situaciones de conducción en código 3 son sólo unos pocos ejemplos de comportamientos que pueden distraer a los conductores de los SEM en su misión de alcanzar su destino con seguridad. Una posible solución a este problema es el mantenimiento de un entorno denominado de «cabina estéril», que se expone con detalle más adelante en este artículo. En tercer lugar, los conductores con antecedentes de accidentes con vehículos de motor muestran una probabilidad especialmente elevada de verse implicados en colisiones9, sobre todo en colisiones con resultado de lesiones11. Finalmente, hay que destacar el hecho de que el estrés emocional que acompaña a ciertos avisos de perfil alto (parada cardíaca pediátrica, heridas por arma de fuego, etc.) puede suponer una dificultad adicional para los profesionales de los SEM en los traslados de emergencia. En el «calor de la batalla» es fácil que estos profesionales desarrollen una «visión en túnel» y que, en consecuencia, tengan dificultades para identificar y evitar las situaciones potencialmente peligrosas10.
Otro factor que contribuye a la elevada incidencia de fallecimientos relacionados con los traslados por tierra entre los profesionales de los SEM, es el hecho de que los accidentes con ambulancia son más graves y se acompañan de más lesiones, en comparación con otros accidentes de tráfico6. Las lesiones son más habituales en los accidentes con ambulancias que en los accidentes de tráfico en los que se ven implicados otros vehículos de tamaño similar6. Aunque la tasa de colisiones con vehículos de motor es elevada en lo que se refiere a todos los vehículos de emergencias, en los accidentes con ambulancias la mortalidad es mayor que la que tiene lugar en los accidentes en los que se ven envueltos coches de policía o vehículos de bomberos2. Específicamente, Becker et al observaron que el 0,82% de los accidentes con ambulancia eran mortales, en comparación con el 0,60 y el 0,55% de los accidentes relacionados con coches de policía y con camiones de bomberos, respectivamente. Por otra parte, en este estudio hubo 0,28 ocupantes de vehículos de emergencia lesionados por cada accidente no mortal con una ambulancia, en comparación con 0,12 y 0,27 respecto a los vehículos de los bomberos y a los coches de policía.
Los riesgos que conlleva el desplazamiento en el interior de una ambulancia no parecen limitarse a los correspondientes a un accidente con ella. El 12% de los profesionales de los SEM que murieron en ambulancias entre los años 1991 y 2000 falleció en incidentes que no implicaron la colisión de vehículos12. Los ocupantes de una ambulancia están expuestos a fuerzas potencialmente peligrosas cuando el vehículo acelera o desacelera, gira o realiza cambios bruscos de dirección13,14. Tal como se expone con detalle más adelante, los profesionales de los SEM pueden ser especialmente vulnerables durante estos incidentes que no conllevan colisión, debido al entorno peligroso que hay en el compartimiento trasero de las ambulancias y debido también a que a menudo estas personas no permanecen sentadas ni utilizan los cinturones de seguridad.
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